lunes, 18 de enero de 2021

 

CHICOS BRAVOS

En recuerdo de Fernando Báez Sosa, asesinado en villa Gesell el 18 de enero de 2020,

por un grupo de rugbiers violentos a la salida de una discoteca.

 

Playa.

Sol.

Arena dorada.

Primeras vacaciones.

Sueños de futuro abogado.

Ilusión de joven humilde.

Discoteca con amigos.

Última noche.

Madrugada de violencia.

Horda primitiva

Sed de sangre.

Alcohol y dinero

inflamando los ánimos.

Machismo desbocado.

Golpes y patadas.

Un coro de odiadores seriales.

Brutalidad descarnada.

Un cuerpo cae.

La cabeza contra el pavimento.

El puntapié de la “victoria”.

La hinchada “festeja”.

El hijo de los migrantes

YA NUNCA

recibirá su diploma.


 © Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual

lunes, 2 de noviembre de 2020

Les comparto el link a la revista "Que sea poesía" del mes de noviembre. Muy honrada de formar parte de esta maravillosa revista y agradezco a su directora, Mirta Venezia, por haber seleccionado dos de mis poemas para este número. 


https://www.flipsnack.com/5BFEA9CC5A8/que-sea-poesia-revista-n-8-noviembre.html?fbclid=IwAR1SFrggmS0fJAj6k3URXGA3cYDJ_s6FkBbZLeRKOa6UGHXkf-lK_69wzbc 

lunes, 15 de junio de 2020

ALMA DE POETA


Mi humilde homenaje a todos los poetas

Dolor en el alma,
tripas que se anudan,
congoja que aumenta,
angustia infinita
trepando por los huesos.
Un cuchillo corta,
hiere y desangra.
La tensión
toma las riendas,
maneja los dedos,
mueve las manos
que raudas se deslizan
sobre un teclado,
o se aferran a una lapicera,
cual náufrago
a una tabla solitaria
rumbo a la sanación
de las heridas
que solo se alivian,
por un instante,
ínfimo,
que se quiere eterno,
cuando la creación toma forma.
¡Vana ilusión!
Un momento apenas
y la angustia
vuelve a asfixiar
al poeta
obligado a escribir
sin sosiego ni respiro,
sin tregua ni descanso.
Y así será
hasta el final de sus días.

 © Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual

domingo, 14 de junio de 2020

LA CHICA DEL TAPADITO BLANCO

Con este cuento gané el Segundo Premio en narrativa del concurso internacional 
"Seleccionados 2020" organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano

Así le decía tía Elvira a Susana ya que, como no le caía bien, no se esforzaba en recordar su nombre.
En la escuela todas soñábamos con tener un tapadito como ese, pero nuestras madres tenían el defecto de ser demasiado prácticas: imposible pagar tanto de tintorería. Así que no había otro remedio que consolarse con el aburrido marrón, el clásico azul marino o el poco frecuente, por revolucionario, rojo.
Susana llegaba siempre impecable y muy oronda con su tapadito blanco. Se lo habían comprado los padres en los Estados Unidos. Cuando lo mencionaba, usaba ese tono lleno de mayúsculas que parecía invitar a ponerse de pie y hacer una reverencia, como una especie de homenaje a tan importante evento.
Un día tía Elvira no pudo contenerse y le lanzó:
—¿Siempre usás ese tapadito? ¡Tus padres deben gastar fortunas para mandar a limpiarlo!
—¡No crea, señora! ¡Es una tela especial que refleja la pureza del alma!
A tía Elvira casi le da un soponcio. No tanto por la increíble explicación de la blancura del dichoso tapadito, cuanto por haberle dicho “señora”, a ella, tan orgullosa de su virginal soltería.
—¡Esta chiquita me quiso tomar el pelo! ¿Quién se cree que es? Para mí que está algo “tocada”.
—¡Ay, tía! ¡No exageres! Fue solo un chiste.
No había caso. Tía Elvira se quedó con la sangre en el ojo esperando la oportunidad de poner en evidencia el embuste.
La ocasión se presentó cuando Susana llegó a casa envuelta en su níveo abrigo. Tía Elvira, como quién no quiere la cosa, se ofreció a servirnos un café. También nos preparó tostadas y platitos con manteca y mermelada casera, mientras nosotras nos poníamos al día con las historias de amor propias y ajenas. Cuando nos llevó la merienda se salpicó una mano con el dulce y salió a las apuradas a limpiarse. Estaba tan nerviosa la pobre, que no pudo evitar tropezarse con la alfombra y apoyarse en el tapadito blanco que colgaba del perchero. La sonrisa sardónica que se le dibujó en la cara se borró instantáneamente.
—¡Les juro que vi desaparecer la mancha de mermelada en cuanto se formó sobre la tela!
—¡No me vas a decir que quedaste sugestionada con las historias de Susana! Siempre se inventa alguna. Es muy ingeniosa.
No hubo caso. Tía Elvira se obsesionó cada vez más con el “misterio” del tapadito. Nosotros temíamos que la senilidad se estuviera manifestando; pero mamá sostenía que su hermana siempre había sido muy peculiar.
Una tarde, no aguantó la tentación. Mientras Susana y yo estábamos en mi cuarto organizando las vacaciones, tía Elvira aprovechó para ponerse el famoso tapadito. Fue a admirarse frente al espejo, convencida de que lo haría brillar como si fuera de plata. Al ver su imagen reflejada, le pareció ver que el tapadito tenía un tono agrisado.
“Debe ser esta luz de mierda” pensó enseguida. Automáticamente el tapadito se oscureció aún más. “Mejor me lo saco y le paso una espuma seca para limpiarlo y dejarlo como nuevo”.
Cuando trató de desabrocharlo, los botones se negaron a deslizarse fuera de los ojales, como si el tapadito rechazara la idea de dejarla en libertad. ¿Se estaría vengando de su osadía? Más luchaba para desprenderse del abrigo, más se achicaban los ojales. En realidad, le daba la sensación de que el tapadito todo se estaba reduciendo. Empezaba a sentir que se asfixiaba.
Volvió a mirarse en el espejo. Se horrorizó al ver su cara, sus manos y sus pies rojos e hinchados. Quiso gritar por ayuda. El cuello del tapadito se cerró aún más cortándole la respiración.
Así la encontramos: muerta sobre la alfombra de su habitación. El tapadito de Susana estaba allí, prolijamente extendido sobre la cama de la querida tía Elvira. ¡Dios la tenga en su gloria!

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sábado, 13 de junio de 2020

AMANDA QUIERE ESCUCHARTE

Este poema a sido seleccionado por el Instituto Cultural Latinoamericano 
para el audiolibro "Seleccionados 2020"

Quiere escuchar tus gritos,
esos que se retuercen
en un nudo infinito
invadiendo tu garganta,
oprimiendo tu aliento.

Amanda quiere escucharte
también en tus dolorosos silencios
esos que, como puñales,
desgarran tu corazón.

Amanda quiere escucharte.
Quiere escuchar tus denuncias,
tu llanto,
cascada infinita
de lágrimas contenidas
que inundan tu alma.

Amanda es la marea imparable
que empezó tímida,
que hoy ruge y atruena
en un huracán de voces,
que a nadie deja indiferente.

Amanda es una y es todas,
todas las mujeres
que ya no callan
ni gritos,
ni silencios,
ni injusticias.

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jueves, 11 de junio de 2020

OJOS


Este poema a sido seleccionado por el Instituto Cultural Latinoamericano 
para el audiolibro "Seleccionados 2020"

En memoria de Gustavo Gatica, primer joven chileno que perdió ambos ojos 
en la brutal represión mutiladora de los carabineros 
en Santiago de Chile, en 2019.

Ojos que se niegan a ver
la dolorosa realidad.
Párpados blindados.
Para no saber,
para no enterarse,
para seguir al margen.

Ojos que vigilan atentos
que los demás sigan ciegos,
que se contenten
con los espejismos
de futuros venturosos
por siempre postergados.

Ojos que se entreabren
como al descuido,
que atraviesan los velos
de los relatos repetidos.
Que descubren la injusticia
a la que estaban sometidos.

Ojos que acechan embozados
en las sombras,
que buscan el blanco
de otros ojos, los rebeldes,
sobre los que lanzan, inmutables,
su metralla destructora.

Ojos que se escapan
de sus órbitas heridas.
Cavernas dolorosas
que no pueden contenerlos
y lanzan por el mundo
su agónico clamor.

Ojos que ya no están
y que no regresarán.
Desaparecidos.
Destruidos.
Como otros en la historia
que imaginábamos no repetir jamás.


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LA MIMO

Poema seleccionado por Juan Botana para su antologia del Festival de Poesia 2020


Víctima de la brutal represión de los carabineros chilenos 
del gobierno "democrático" del presidente Piñera
Noticias en Red - Un mes sin LA MIMO😢 Daniela Carrasco,... | Facebook




Mujer
            Artista
                        Artista callejera
                                   Artista callejera del silencio
Peligrosa
            Muy peligrosa
Intolerable
            tu reclamo mudo
para los intolerantes
            disfrazados de patriotas
Te llevaron una tarde
            una tarde de noviembre
                        de noviembre de 2019
con tu traje de colores
            tu nariz roja
                        y una lágrima sangrienta
                                   deslizándose sobre tu blanco maquillaje
¡Que la ira de los dioses lance
su rayo aleccionador
sobre las huestes salvajes
que te arrastraron
            que te violaron
                        que te dejaron tu cuerpo
                                   colgado en una plaza pública
                                               para el escarnio
Mujer y artista callejera,
el grito de libertad y justicia
de todo un pueblo
también lleva tu rostro
            y tu nombre: Daniela Carrasco
                        como bandera inmortal
Mujer
            Artista
                        Artista callejera


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sábado, 9 de mayo de 2020

ANGELES CUSTODIOS

En un nuevo aniversario del hundimiento del Isla de los Estados en la guerra de Malvinas, el 10 de mayo de 1982, este sentido homenaje.




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jueves, 10 de enero de 2019

NIEBLA EN EL TORREÓN

Este cuento recibió una mención especial del jurado en el Concurso Internacional
Abrazando Palabras 2016, organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano.

Tarde de lluvia en Mar del Plata. Frío y lluvia en pleno enero. ¿Quién iba a imaginar un clima así en esta época del año?
Y después hablan de calentamiento global, más bien parece que está por llegar otra era del hielo.
En general la gente no espera mal tiempo cuando va a la playa en verano, todo lo contrario, más bien tiene la idílica fantasía de vacaciones de ensueño donde el sol, la arena blanca y la temperatura agradable hacen de los días al borde del mar un momento de disfrute absoluto y de armonía paradisíaca…
Sin embargo, esta temporada se había empeñado en complicarle la vida a Susana. ¡Tanto que había planeado este viaje! ¡Tanto que necesitaba tirarse al sol y pensar en NADA! ¡En una NADA invasora y total que ocupara todo su  cerebro y le evitara el tormento de enfrentar su vida sin Alfredo.
Alfredo. Sólo mencionar su nombre le causaba un dolor punzante que le atravesaba el pecho como un cuchillo al rojo vivo.
¡Alfredo! ¿Por qué tuviste que irte así, de esa forma tan absurda? ¿Te olvidaste de tu promesa de no morirte antes que yo? ¿Te acordás? Caminábamos por el parque al atardecer, charlando, riendo, como siempre, aún después de décadas éramos tan felices y de repente te desplomaste a mi lado tomándote el pecho con las manos ¿Un infarto? ¡Imposible! Acababas de hacerte un chequeo y derrochabas salud.
Alfredo, ¿qué te pasa? ¿Qué es ese río de sangre que corre entre tus dedos? ¡No! ¡No podés morirte! ¡Díganme que no es cierto, que es una broma de mal gusto!... ¡No es posible! ¡Noooo!
 Pero Alfredo estaba irremisiblemente muerto.
En un balcón cercano una pareja había estado discutiendo acaloradamente, el hombre sacó un arma, forcejearon y el disparo que se escapó sin herirlos terminó en el corazón de Alfredo. Al mismo tiempo una nube negra envuelve la mente de Susana y la aísla de esa desesperación desgarrante, de la realidad que se niega a aceptar.
¿Cuánto tiempo pasó internada, atiborrada de calmantes que la ayudaban a no pensar? Meses. Largos, interminables y dolorosos meses. De tanto en tanto alguna voz lograba atravesar la niebla que le envolvía la mente con algunas palabras sin sentido: “La vida continúa” “Pensá en tu hijo” “Ya tendrás nietos que van a traerte alegría”…
¿Mi hijo? Sí, claro, Ricardo, lo quiero mucho, sí, pero no remplaza al hombre de mi vida, a mi Alfredo. Con él lo compartía todo, nuestra complicidad era la envidia de muchos, nos amábamos, nos comprendíamos. Mi hijo nunca podría ocupar su lugar ¿De qué me están hablando? ¿No entienden que ningún nieto va a lograr suplantarlo a él?
A pesar de tanto dolor, poco a poco la niebla se fue disipando. Las dosis cada vez más reducidas de medicamentos la fueron trayendo irremediablemente a esta horrible realidad. Tenía que seguir adelante y unas vacaciones sin nadie que tratara de indicarle cómo encarar su vida se le antojaron ideales.
El clima sin embargo le jugaba una mala pasada ¿o quizás estaba en consonancia con su estado interno? Se le ocurrió ir hasta el Torreón del Monje, con ese día y ese clima probablemente estaría desolado ¿Quién pensaría ir, en medio de la tormenta, a caminar por la rambla?

Susana comprobó con placer que había sido una decisión acertada. Los turistas habían desertado. Las olas se estrellaban con violencia contra el acantilado y el viento barría furiosamente la explanada del Torreón.
Esa imagen la retrotrajo a su infancia, a las historias de la abuela Belarmina, la abuela con nombre de hada o de princesa de cuentos que siempre la hechizaba con su caudal de historias fantásticas, tenía una para cada ocasión:
Abu ¿es cierto que el Torreón estuvo habitado por un monje que enloqueció de amor por una india y su fantasma sigue recorriendo la torre?
¡Jajajajajaja! No querida ¡qué idea! Es sólo un invento para los turistas. Nunca hubo un monasterio ni ningún monje allí. Pero el Torreón fue construido en el Acantilado de las Ánimas y de eso sí hay que tener cuidado.
¿Las ánimas? ¿Qué son, Abu?
Almas en pena de personas que se anclaron al sufrimiento y desearon morir para evitar el dolor, no creyeron que podían superarlo y quedaron encadenadas al acantilado.
¿Y están siempre en pena? ¿No pueden dejar el acantilado?
No, no pueden. Quién decide atarse al dolor en vida queda encadenado a él por toda la eternidad. Además, esas ánimas se ocupan de atraer y encadenar a otros porque no soportan la soledad.
¡Abu, no quiero que me encadenen al acantilado!
Entonces encargate de disfrutar al máximo los momentos felices y de dejar atrás los momentos difíciles por dolorosos que éstos sean y nada ni nadie va a encadenarte nunca jamás.
          Esa historia que me ponía los pelos de punta parece hoy cobrar vida: la espuma y las algas dibujan siluetas de cabellos verdosos y túnicas blancas. Decididamente el recuerdo de la abuela Belarmina y sus cuentos me está afectando el cerebro, unos pasos más y estaré a salvo en la confitería.
El viento le dificultó abrir la puerta, el salón estaba en semipenumbra y desolado.
Susana se desplomó en una silla frente al ventanal que daba al mar. Pidió un café con coñac para reconfortarse mientras relajaba su mente.
La tormenta no cedía, muy por el contrario aumentaba su fuerza, los relámpagos la sobresaltaban y cada trueno le hacía revivir el disparo que se había llevado a Alfredo de su lado. Otra vez el recuerdo de Alfredo le punzaba el cerebro. Nunca iba a poder superarlo.
Si al menos la bala nos hubiera atravesado a ambos, estaríamos juntos por toda la eternidad. Si pudieras venir y llevarme a tu lado, todo volvería a ser perfecto.
El aroma del café era delicioso y el calor de la taza le paliaba un poco el frío que le había penetrado hasta los huesos.
¡Maldito enero! ¡Ni que estuviera en Nueva York! Claro que allá caminando del brazo de Alfredo el frío ni lo sentía. ¡Otra vez Alfredo! Sí, siempre Alfredo. Estoy agotada. No logro calmar mi mente. Sólo quisiera dejarme ir, así, suavemente. Lástima que no guardé un par de frascos de tranquilizantes, todo sería más fácil ahora. En fin, tendré que buscar otra manera. De todos modos, seguro que después de la muerte no hay nada, ni felicidad eterna con Alfredo ni tormento eterno con las ánimas en pena. Son puras patrañas. ¡Y todavía tengo que volver a enfrentar la tormenta para volver al hotel!
El toilette está bajando la escalera al fondo.
¡Uffff! ¿A quién se le ocurre algo tan poco práctico al borde del mar? Esta escalera, además de mal iluminada, está inundada de niebla ¡Qué asco! ¡Lo que me faltaba! ¡Casi no se ve nada! Al fin, ahí está la puerta.
¡Perdón! No la ví.
Ay, qué tonta, no era más que mi reflejo en el espejo. Pero parecía… no, no, me estoy dejando influenciar por el clima. Imposible limpiar este espejo empañado. Tengo el pelo hecho un desastre. De todos modos no vale la pena perder tiempo tratando de peinarme, en cuanto salga, voy a quedar hecha un esperpento de nuevo.
Casi no se ve el pasillo ¿Desde cuándo la niebla es tan espesa? ¿Por dónde se sale de este laberinto? No pensé que había caminado tanto acá abajo. ¡Brrr! ¡Qué frío hace! ¿Dónde está la salida?
La bruma la confunde, está muy densa y le dificulta la respiración, siente que se sofoca en ese vapor helado y verdoso, de pronto algo aún más húmedo le roza la cara y ahoga un grito. Vuelve corriendo al toilette y cierra la puerta. El corazón le late tan fuerte como si fuera a saltársele del pecho.
Parece que allí también la sigue la niebla. Casi se puede cortar con un cuchillo ¿Será normal en los acantilados en un día de tormenta? Había un pequeño sillón. Pero ¿dónde?
¡Usted no debería estar aquí!
¡Disculpe! ¡No quise molestarla! ¡No imaginé que estaría limpiando a esta hora! Pero no encontré la salida.
¿La salida? No es difícil. Sólo hay que subir la escalera.
No la ví. Es por la niebla. Está demasiado espesa, como si quisiera impedir que me fuera. Ya sé, parece una locura.
Una locura, sí. Echarle la culpa a la niebla es una locura. Mejor cuide sus pensamientos, no vayan a hacerse realidad.
¡Esta mujer está desquiciada! ¡Claro, trabajando acá, no se puede esperar otra cosa! Es como si estuviera escondiéndose, no logro distinguir sus facciones.
Necesito sentarme un momento para reponerme y recuperar el aliento, luego regresaré al hotel.
¿Sentarse? ¿Acá? Mejor se va mientras pueda.
¡Es el colmo de la descortesía! Aunque tal vez tenga razón, la tormenta empeora. ¿Y si después no puedo salir? ¡No tengo señal para pedir un taxi!
Ningún auto vendría con este clima. Los rayos pueden ser terribles en un día como hoy.
¡Rayos! ¡Lo que faltaba! ¡Ojalá un rayo me parta y me lleve con Alfredo! ¡Ojalá…!

Una gran explosión y una luz blanca incandescente lo cubre todo por un instante. Luego, otra vez la niebla gris y húmeda. El toilette vacío y el piso cubierto de musgo…

Sólo que ahora, el acantilado de las ánimas ha cobrado una nueva presa que, encadenada a las rocas, espera atraer a otros para hacerle compañía.

 © Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual